Superarte profesionalmente te pondrá en la cuerda floja. Realmente, lo anterior, parece algo con nulo sentido, sobre todo cuando se nos impulsa culturalmente a que avancemos en nuestra formación, mínimo, contar con una licenciatura "para superarte". En nuestro imaginario, o al menos en el de hace ya unas décadas, no cabía la idea de asociar una formación altamente cualificada con una escasez de oportunidades, aunque actualmente lo comenzamos a percibir de esta manera por las condiciones inminentes de subdesarrollo y subempleo.
En dónde estamos parados que a instituciones públicas como la Secretaría de Educación Pública (SEP) en marzo de 2021, se le hizo llamativo convocar a Diseñadores Gráficos para que participaran en la ilustración de los libros de texto y tan sólo ofreciendo un reconocimiento, cómo si la gente sobreviviera ingiriendo papeles procesados. Las respuestas no se hicieron esperar; una crítica avasalladora de la Asociación Mexicana de Ilustradores contra esta absurda idea, en medio de un panorama tortuoso para una gran parte de los profesionistas existentes en México. Si esto pasa en el sector público, qué no pasará en el ámbito privado.
Al menos el 55% de los desempleados en México, poco menos de un millón de personas, cuenta con estudios medios y superiores, a esto se añade que la tasa de subocupación aumentó el doble en 2020, en comparación del año anterior, lo cual se traduce en que una gran parte de profesionistas que se encuentran laborando han tenido que buscar fuentes de trabajo extra y sin relación con su profesión para poder solventar sus gastos, sobre todo porque el ingreso que perciben es bajo. Con los datos anteriores, el panorama laboral para los profesionistas es nada favorable, el hecho de que casi la mitad de desempleados cuente con estudios superiores, representa a su vez a un mercado laboral tortuoso para quienes cuentan con conocimientos especializados, en el que existen pocas opciones y mucha competencia.
Pareciera nos encontramos ante una situación donde cada vez más se desvaloriza estructuralmente a las profesiones en distintos sectores de la sociedad, las empresas no tienen la capacidad o voluntad para integrar personas altamente cualificadas, dado que en términos económicos pueden tener un mayor costo. A su vez, otra condición que contribuye es la creciente oferta de profesionistas dentro del mercado laboral y la baja demanda de los mismos a causa de un mercado laboral robusto en empleos que requieren una baja cualificación. Todo esto se puede entender de la siguiente manera, cuando la oferta sobrepasa a la demanda, los precios, en este caso los salarios, tienden a la baja; actualmente, por el creciente espectro de profesionistas en busca de un sostén, las empresas desde la lógica del mercado, se les facilita desvalorizar el capital intelectual de los ofertantes por lo que es posible que en la mayoría de los trabajos se encuentren salarios mediocres.
A pesar de la estructura económica mediocre, poco desarrollada para la absorción de talento con conocimientos especializados, ¿Por qué se mantiene la idea de la formación superior como un eje para el desarrollo personal, ante un panorama que plantea una precarización laboral? Sin duda, la ideología meritocrática, ampliamente difundida, tiene un rol que influye en el imaginario social y que a nivel estructural es apoyada tanto a nivel público como privado. Las empresas necesariamente requieren de personas altamente calificadas, sobre todo para posiciones estratégicas, pero si el costo de la mano de obra trastoca los intereses y beneficios económicos de la empresa, la inversión se traduce en perdida; por ello, a nivel empresarial se deben contar con una multiplicidad de opciones a escoger, pero con el cuidado de que a nivel individual se piense que con el esfuerzo (y la supuesta superación) se logrará el posicionamiento esperado. En detrimento de la educación, la idea de la formación superior también ha resultado ser un foco para el utilitarismo capitalista, por algo el creciente número de instituciones privadas y las cuales no todas cuentan con la calidad necesaria, pero contribuyen a la desvalorización del profesionista al otorgar certificación de manera masificada y poco controlada, teniendo como consecuencia un aporte al crecimiento desmesurado de la oferta en el mercado laboral.
Es así que tenemos ante nosotros, la proliferación de un ejercito profesional de reserva, dispuesto a malbaratar sus tantos años de estudio, de preparación y de ilusiones; por algo, se dan actualmente las empresas que lucran con el capital intelectual, por la necesidad de muchas personas que a pesar de su formación y de su empeño no han logrado encontrar un empleo que, no sólo se ajuste a sus expectativas, sino que les aporte profesionalmente, y mientras venden ese capital que les pertenece, las personas que se ven favorecidas, probablemente obtendrán el lujo de ocupar, sin un verdadero esfuerzo, los puestos estratégicos de las empresas y de la vida pública.
Para cerrar, quizá la educación no es la solución, pero tampoco el problema, en un entorno de alta desigualdad económica y pocas oportunidades económicas, al contrario la opción está en la transformación estructural de la economía para permitir una mejor absorción de todas las personas cualificadas y no cualificadas, ya que con la automatización, las personas con menos estudios también están por sufrir grandes impactos económicos. Considero así, que la responsabilidad no sólo está en quienes se encargan de regular el mercado laboral, sino en los profesionistas desamparados que respiran las afiladas navajas del empobrecimiento y viven día con día en la incertidumbre o en la desesperación. Habrá de comprender que esta situación se va ampliando a todos los sectores del conocimiento, ya no sólo va para los filósofos o científicos sociales; las ingenierías, ni ciencias naturales se salvan al respecto. Si no se toman las cartas conscientemente, de manera integral y con un aporte colectivo, difícilmente estaremos ante el surgimiento de opciones laborales que transformen la estructura desigualitaria en el mercado laboral.
Por Raúl Loporté
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Referencias
https://www.eluniversal.com.mx/cultura/una-burla-que-la-sep-convoque-artistas-sin-pagarles-creadores
https://heraldodemexico.com.mx/economia/2020/1/25/hay-55-de-profesionistas-sin-empleo-subempleados-147871.html
https://idconline.mx/laboral/2019/05/14/ocde-decalifica-mercado-laboral-mexicano
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